lunes, 17 de diciembre de 2012

Y ...

Nunca pensé en que todo iba a terminar así. Acostada en la bañera, rodeada por un charco de mi propia sangre que brota lentamente de mis muñecas. Los últimos momentos de mi vida, de esta vida que por años no quise y que ahora es tarde para apreciar.
¿Cómo llegué a esto? ¿Cómo, de un segundo a otro, terminé haciendo lo que hice y esperando el final? No sé. No me acuerdo. Estoy débil para pensar algo tan profundo. Mi cabeza da vueltas y mi mirada sigue fija en mis muñecas, en las aberturas por las que se escapa mi vida. Se va corriendo, lejos de mi y no puedo alcanzarla. No sé si quiero tampoco. No quiero pen-sar, no quiero acordarme de nada, pero mi cerebro me juega la ultima mala pasada. Por Dios, hace años que no pensaba en él. No me había dado cuenta de cuanto tiempo había pasado. Esa figura borrosa se hace cada vez más nítida en mi mente, esa situación reaparece en mi cabeza como si el tiempo no hubiese pasado.
- Te extrañé, ¿sabias?
- Yo no. Ni un poquito.
- Esta bien, como quieras. Seguí mintiéndote, capaz que en algún momento te lo empezás a creer.
- ¿A que viniste? Yo estoy demasiado ocupada para aguantarme tus idioteces.
- Vine a verte.
- ¿A mi o a tu mujer? Porque que yo sepa, todavía sigue siendo tu mujer.
- Ya te expliqué como son las cosas. Vos nunca entendés nada.
- ¿Yo? ¿Qué es lo que no entiendo? Que me querés, pero a ella la querés más. Que ella llora y vos corrés atrás como un tonto. Que hace tanto que están juntos que te da pena dejarla. No me mientas más, conozco todas tus excusas.
- No seas tonta.¿Por qué volvés siempre con lo mismo?. ¿Cuántas veces te dije como son las cosas?
- Tonta sería si te creyera. ¿Cuánto hace que te separaste? Una semana como mucho.
- Hace dos meses. No quise buscarte antes porque no quiero seguir lastimándote.
- Llegaste tarde, muy tarde.
- Nunca es tarde. Vos me lo dijiste. Estoy haciendo lo que tenía que haber hecho hace mucho.
- Ya no sirve. Yo ya no quiero esto. Ya no te quiero, ¿no te das cuenta?
- Vos me querés, no te mientas.
- No, ya no. Dejé de quererte hace mucho.
Se acercó para besarme, lo empujé y se fue.
No puedo creer que en estos momentos finales, mi mente quiera que lo recuerde. Será un mal karma que tengo. Es por haberme enamorado de la persona equivocada, que ahora todo esto me persigue y no me deja vivir mis últimos momentos en paz. Busco entre lo poco racional que queda de mi cerebro una razón, una excusa para evitar pensar en él. Sigo mirando mis muñecas, la sangre fluye como si estuviera huyendo de mi. Gotas de agua caen sobre los de-dos de mis pies. Parecen lágrimas. Alguien debería llorar por mi, alguien quizás me extrañe cuando ya no este acá. ¿Alguien me encontrará?.
¿Por qué mi cabeza no para de pensar ¿Por qué aparecen cosas que no quiero recordar, que torturan mi conciencia. Parece que Dios quiere que pida perdón por todo antes de dejarme morir, no sé. No tengo fuerzas para levantarme de donde estoy, no puedo salir corriendo a pedirle perdón.
Nada me duele tanto como el recuerdo borroso de aquel momento, ya hace muchos años que pasó y ahora aparece entremezclado con otras cosas. Mi mente no tiene mucha nitidez al tratar de rememorar la situación. Son como flashes. Puerto Madero hace veinte años. El y yo caminando mientras comíamos pochoclos. Yo tenía mi uniforme del colegio y el llevaba carpetas en la mano. Las calles vacías, el mundo detenido mientras pasábamos. Sentados en un banco mirando al río contenido en los diques. Las luces que se encienden. Una farola que nos ilumina. Una mirada fugaz pero llena de sentimientos. Un beso, el beso más dulce y tierno que marcaba el comienzo de una relación. “¿Por qué tenías que dejarme?”. La frase retumba en mis oídos. “¿Por qué me haces esto? No ves que yo te quiero”. Las respuestas no salían de mi boca. Intentaba explicar y no podía.
Ya no me acuerdo mucho, me siento muy débil. La vista se me pone borrosa y cierro los ojos para no darme cuenta que están pasando los últimos minutos. Los recuerdos ya no tienen sentido, son solo frases, caras, lugares.
Mar del Plata. La habitación de un hotel. Una carta. Un relación prohibida que sale a la luz. Un amor condenado al dolor. Miles de lagrimas. Excusas que no llevan a ninguna parte. Golpes a un cuerpo que ya no quiere más y gritos, las mismas frases de siempre pero mucho mas fuertes. Un jarrón que se rompe, los pedazos alcanzan mi mejilla. Gotas de sangre, las mismas que ahora caen de mi. Un beso para pedir perdón. “No lo voy a hacer más, perdóname  Quiero que lo nuestro funcione”. Mas golpes, salir corriendo no era una opción. Pedir perdón y rogar que todo vuelva a ser como antes era la única salida.
La vida se me escapa... ya no la siento. Abro los ojos por ultima vez, quiero ver el mundo que estoy dejando. El me esta mirando, estamos esperando el mismo momento. Solo una frase queda en mi cabeza... “Algún día vas a aparecer tirada en la bañera con las venas cortadas y todos van a creer que te suicidaste"....

domingo, 16 de diciembre de 2012

Remember me?

Siempre creo que te acordás de mi. 

No entra en mi cabeza como podés amar a alguien y de un momento a otro hacer de cuenta que no existe mas, que eso que antes iluminaba tus dias ahora no existe mas. 

Te acordas de mi alguna vez? 

No. 

Si fuera asi, si te acordaras de mi, te darias cuenta lo mucho que duele no saber si alguien esta bien, si alguien te necesita, si no puedo respirar si no estas aca... 

I just miss U

////

miércoles, 1 de febrero de 2012

No me des más besos si no te vas a enamorar de mí

"Las anecdotas son escencialmente verdaderas porque son inventadas, porque se las inventa pieza por pieza, para ajustarlas exactamente a un individuo" E. Sabato, "Sobre héroes y tumbas".

Pablo murió hace unos casi cinco años ya. A veces pretendo que no pasó, que esta de viaje o de guardia, o yendo a la cancha a ver al Rojo. Lo único que se realmente es que lo extraño todos los días.

Tenía los ojos celestes mas lindos del mundo y siempre decía que los míos eran verdes. Son marrones claros pero para el chamuyero más chamuyero de la historia eran verdes.

Lo conocí de casualidad, en un chat. Tenía un nick gracioso y me llamó la atención. Empezamos a hablar de mil cosas, el poniendo toda su capacidad de chamuyo y yo descostillandome de la risa. Nos pasamos los MSN y a partir de ahí empezamos a hablar todos los días.
Yo estaba leyendo "Sobre héroes y tumbas" de Sabato y él, que los había leído todos, me decía a que cosas tenia que prestarle atención y me recomendaba otras cosas para leer. Me gustaba que me hablara de libros, de medicina, de los viajes, de la vida y de todas las cosas que él sabía y yo no.

Un día, hace mucho tiempo ya, me dijo que deberíamos encontrarnos porque se le cansaban los dedos de teclear todo el tiempo. Yo le dije "Ok, a donde nos vemos?". Parque Lezama, en donde están las estatuas, me contestó.
Dos días después ahí estaba yo, esperando como Penelope, cuando de repente se aparece un flaco muy alto, rubio, de pelo desprolijamente peinado y con un dálmata con correa.

 "Vos sos Maria no?". Fue el principio de una larga conversación que duró unas doce horas más o menos. Tres horas de charla en el parque, con el flaco haciendo de guía turístico y literario. Mezclaba cuestiones turísticas con cosas que eran del libro de Sabato, chistes de todo tipo y risas por montones.
Caminamos por San Telmo, Plaza Dorrego y Puerto Madero de punta a punta, y Pablito haciendo de guía turistico, histórico y literario. Dejamos al pobre perro en su casa, que era cerca de Lezama ya que la caminata iba a ser larga y no era justo para el pobre perro tener que soportar las ocurrencias de dos locos.

En un momento de la noche nos sentamos en un banco desde el que se ve la mejor parte de Puerto Madero, es el paisaje perfecto. Ahí fue donde escuché la primera vez que tenía los ojos verdes, a lo que simplemente contesté con un risotada gigante.

Sentados en ese banco pasamos dos horas hablando de la vida, para darnos cuenta que ya eran las once de la noche y que los colectivos para volver a Quilmes solo pasaban por una hora más. No habiamos comido y en las voces se sentía el cansancio de la charla. Yo no sabía si esto se repetiría, pero me sentía tan comoda y feliz que no me importaba.

.... mañana sigo, tengo sueño.