Vivir encerrada no es facil. Cuando la prision esta dentro de tu mente es mucho peor, no podés escapar nunca de ahi. Los dias pasan lentamente como en una especie de Matrix en donde estas conectado a algo sin lo cual no podés vivir.
Asi pasaban mis dias ahi adentro. Vivia esperando algo que no estaba segura que ocurriera. Esperaba estar mejor, ver a Max y que todo se acomodara de nuevo. Trataba de no enloquecerme pero me parecía más a Jack Nicholson en Atrapado sin salida que a una nueva y mejorada versión de mi.
Esperé a Max como una señal de que la salvación estaba cerca pero no llegaba. Miraba la puerta de mi habitación como un zombie, buscando que llegara y no llegaba. La decepción del engaño me inundaba, sentía que él había armado un gran personaje para sacarse a su amada loca de encima. Me sentía atrapada entre mi mente y cuatro paredes que me recordaban lo desequilibrada que estaba.
No tenía muchas visitas, mi hermana y mi amiga mas que nada y mis padres muy de vez en cuando. No quería verlos, sentía que los había decepcionado pero también ellos a mi. Sentía que quienes debían haberme cuidado no lo habían hecho y mi tendencia auto destructiva al fin había logrado ganarme.
Tres semanas después las cosas empezaron a mejorar, una nueva terapeuta apareció en el Instituto. No era como ninguna de las anteriores. No tenía ese discursito de "todo va a estar bien" sino que hablaba de otras cosas de que el cambio quizás a veces no es "volverte normal" sino aceptar lo que uno decide es lo que uno es y que no se pueden cambiar algunas cosas, solo se puede tratar de mejorar lo que ya está y capaz que si tenemos suerte tendremos nuestro final feliz.
Yo no quería imaginarme la idea de que iba a tener un final feliz porque estaba demasiado acostumbrada a decepcionarme y "es mejor la sorpresa que la decepción".
Había pasado un tiempo y todavía no existía una fecha definida para que me dejaran salir. Se suponía que iban a ser dos semanas pero mi estancia era cada vez mas larga. Cada día que pasaba pensaba que me estaba volviendo mas loca porque nunca escuchaba que me dijeran que me iban a dejar ir. Sería que mis viejos tenían razón y la internación no me estaba haciendo bien, será que esto iba a terminar bien?. Debería dejar de pensar tanto.
También pensaba en Max y en su abandono, su desaparición de mi vida. Donde estaría? Porque no viene a verme?.
En una de las visitas de mi hermana le pregunté si sabía algo de él. Por lo menos que me dijera o averiguara si estaba bien. Me miró y me dijo "Esta en Europa. Hace dos meses que se fue." Yo solo atiné a preguntarle si alguna vez había preguntado por mí. "No se" me dijo "yo le escribo siempre que puedo contándole de vos pero no tuve respuesta".
Lo que suponía en ese momento se convirtió en realidad. Desapareció. Me mintió diciéndome que todo estaba bien y me abandonó en este lugar. Y ahora que voy a hacer? Como voy a sobrevivir sin él?.
"Vas a empezar de nuevo y listo" me dijo la terapeuta "Nadie se muere de amor". Tenía que empezar de nuevo, hacerme mas fuerte y aprender de mis errores.
A partir de ese momento, de esa revelación fundamental, las cosas empezaron a cambiar. Y a casi cinco meses de la gran crisis, me dieron de alta.
Un nuevo mundo me esperaba. Saludé a la gente que había estado conmigo durante todo este tiempo, junté mis cosas y crucé la puerta de entrada buscando llevarme el mundo por delante. A medida que caminaba divisé una figura esperándome junto a mi hermana, una sensación extraña cruzó por mi mente y un escalofrío recorrió mi columna como una señal de miedo. Era él. Max estaba ahí sonriendo como la primera vez que nos vimos.
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